Llegamos, mi familia y yo, cuando yo solo tenia dos años.
Incluso entonces, la gente me miraba con odio y decían: “Esa chica no es buena”.
Pasados los años, conocí a un chico, y era la primera vez que alguien miraba mas allá de los rumores y las mentiras...
El vio a la mujer que había escondida en mi.
Solíamos andar cerca del río. Nos encantaba ver como se ponía el sol , montar a caballo juntos por ese enorme prado, y soñar que nos marchábamos juntos a otro lugar.
Nadie entendió lo que yo sentía por el, y a nadie le importo y a nadie lo importo, hasta la noche en que se marchó a pasear, y no volvió jamás.
Un hombre con una placa llamo a mi puerta, nada mas entrar la mañana.
Y allí estaba yo, rodeada de dedos acusadores, señalándome.
-Juro que yo lo deje en la orilla del río, tranquilo y seguro, pensando...
Necesito volver a ese río, marcar de esta ciudad. Pienso como mi vida se ha ido, y no volverá.
Necesito marchar lejos, junto a el, al otro lado del río, a ese sitio que nadie puede ver...y descansar junto a el...
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